19 oct 2011

El vacio de su vientre


Una mujer, parada al borde del abismo. Una mujer a la expectativa, toca sus costillas y sonríe placenteramente al solo sentir huesos debajo de la piel. Mujer llena de humos y silencios. Parada al borde, esperando la marea, de repente le llegan flashes de imágenes rotas, como trozos de una película que ella nunca vio.

“tenia barba, el tenia barba…todos mis el siempre han tenido barba”

Sus dedos bajan de sus costillas a su vientre yermo, estéril, ella sabe que adentro, muy adentro, si alguien mira con suficiente cuidado no encontrara nada, solo vacío…abismo, como el abismo que se extiende ante ella….sus dedos se convierten en puños de fuego, con los que trata de acallar su vientre abismal.

“tenia sueños…ella tenia sueños…todas las ellas que soy siempre han tenido sueños”

De repente le llega un olor a rosas distantes, huele a rosas color carmesí, casi puede saborear las espinas con la lengua…espinas de un páramo rojo como sangre.

“¿a que sabe el olor de las espinas? “

Ella no puede decidir nada ahora, ser mujer, ser niña…ser bestia, se ha quedado sin memoria, solo estos intermitentes flashes que la acosan, no puede recordar cuando llego aquí…como llego a estar parada, sola ante el interminable abismo (de su vientre) que se extiende ante ella.

“hubo una espalda…una espalda que yo arañaba con ganas…”

No puede mas que ser sincera, cualquier clase de engaño en estas instancias solo agranda el campo minado en que se ha convertido su corazón. De espaldas sabe mucho, también entiende un poco de dragones y hadas escondidas debajo de las almohadas. Sabe de árboles de estrellas, perros mentirosos y gatos negros brincando a las camas.

“como si eso hablara de amor, de dolor…solo recuerdo el mar…”

Recuerda tener piel de sal, recuerda mareas interminables y estrellas fugaces, que explotan mientras dentro de una cabaña dos también explotan…

“talvez esa es mi salvación, mi manera de no tener que brincar al abismo que soy”

Amor…recuerda esa palabra, una palabra interminable que huele a canela, un concepto que cabe en un bolsillo, ella siempre a entendido que la eternidad de esa palabra cabe en un segundo. El abismo a sus pies la ciega, pero se da cuenta…hay algo en el abismo, una promesa de que hizo algo bueno…

“parece un árbol…un árbol como luz de véngala en un abismo donde no hay nada…”

Una mujer, parada a la expectativa, una mujer como estatua, quieta muy quieta, tocando su abdomen, una mujer que lleva el caos primordial por dentro. Ella sabe que los carga a todos por dentro, todos sus ellos con espaldas y barbas y montón de palabras que no quieren decir nada.

Una mujer, más bien anciana con ojos de niña perdida y buganvillas en la palma de la mano. Mujer rota que sueña con girasoles incendiados y arlequines con el traje de papa.

“no, no, no…no puedes uir ahora, ya no tienes selvas de colores ni fogatas paganas, te quedaste sin inciensos, mujer gitana”

Una pierna, como efectuando un paso de danza. Se alza lánguidamente hacia el abismo (de su vientre) que se extiende ante ella

“De niña mi madre quería que estudiara ballet…yo me ponía el bonito traje y las bonitas zapatillas y me escondía a leer cuentos de hadas junto a un árbol viejo…”

Madre, un eterno agradecimiento se alza dentro de ella, llenándola con una calidez pacifica que apacigua sus desolados deseos de alzar la otra pierna hacia sus abismos…

“miedo ni al diablo, decía mi madre con moretones en el alma y el cuerpo…miedo ni al diablo…”

El abismo desolado, cuyo único punto de referencia es un árbol como luz de véngala, parece interminable e insoportablemente atrayente como un imán a la locura…

“hay una luz…una luz junto al árbol…parece una vela incendiada en la oscuridad…una estrella donde no hay cielo…”

Le llega un olor a cera iniciando incendios, recuerda crucifijos incendiados, lagrimas y latigazos…oraciones susurradas en las noches, mientras en los ojos de su padre se asoman los infiernos y ella solo se pregunta porque no puede ser una niña buena.

“di la lección y se fiel…siempre fiel puedo admitir, ese demonio tenia barba…todos tienen barba, todos dejas marcas”

El vació de su vientre se extiende…gruñe y rasguña…pregunta porque no, porque no dejarse caer dentro mientras el abismo a sus pies se vuelve un torbellino de fuego.

“quémalo, quémalo todo, cuelga de cabeza la fe y los rezos no contestados, quema los árboles y llévate este vacío (de su vientre) que se extiende a mis pies…un infierno siempre es mejor que un abismo”

Pero el torbellino de fuego pronto se calma y se contiene dentro de un río de lava caótico que fluye iracundo alrededor del árbol de véngala, mientras una estrella en el cielo todo lo ve con la serenidad de la eternidad…como si supiera un gran secreto, pacíficamente observa como crecen las espinas de un campo carmesí.

“ de que color son tus sueños?…como se vería todo lo que eres, todo lo que te forma si la carne no lo contuviera?”

Ella sabe que es mas simple de lo que parece, no nos definen tantas cosas como lo pensamos; Queremos ser completos…llenos, queremos saber que sabemos mas y que dentro tenemos mundos insospechados…Pero ella, una mujer parada a la expectativa de su vida sabe que lo que es, se conforma de un abismo (de su vientre), espinas con olor carmesí, un árbol de véngala…una estrella y los estragos que deja el fuego…

“ha salido la luna…vino a visitar mi hogar, aquí en este abismo desolado…lleno de caos, fuegos y flores escondidas…paramos de espinas y soledades que resultan tan bellos…”

Una mujer a la expectativa… Sin memoria y sin recuerdos…toca sus costillas y sonríe placenteramente al abrazar sus abismos…

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